viernes, 8 de enero de 2010

MENOS AUTORITARISMO Y MAS AUTORIDAD, SEÑOR GRANADOS

Lo que sigue es un articulo de Zacarias Henar, Concejal del grupo Socialista en el Ayuntamiento de Salou, y publicado en el periodico La vila

El debate sobre las características del poder político es tan antiguo como la humanidad. Ya en la Grecia clásica se inició una distinción que ha perdurado hasta nuestros días. Se trata de la diferencia existente entre poder y autoridad.

El poder, (“potestas” para los griegos), es la capacidad que tiene un órgano social, colectivo o personal, para hacer cumplir sus decisiones. Inicialmente se creía que el poder emanaba de un ser supremo, llámese como se llame, pero la Revolución Francesa puso patas arriba esta concepción y impuso la creencia general de que emanaba directamente del pueblo.


Esta es, en la actualidad, la esencia de los sistemas democráticos cuyo fundamento está en el respeto a la dignidad de los demás, a la libertad de pensamiento y al pluralismo ideológico, cultural i social de los ciudadanos. La autoridad, en la concepción clásica del término (“autoritats”), a diferencia del poder, no emana de ninguna fuente externa. Es una cualidad en sí y por sí misma que emana directamente de la persona que la tiene. La autoridad es esencialmente reconocimiento de los otros, por que tienen necesidad de reconocerla y por que consideran que aquella es la persona concreta que la tiene. La autoridad es esencialmente un concepto moral.

Mientras que el poder vence, la autoridad convence. En los sistemas democráticos, la persona que ocupa el primer lugar de la lista que gana las elecciones y puede formar gobierno, queda revestido en el acto institucional de su nombramiento como alcalde o presidente, de “potestas”, es decir de poder. La autoridad le viene del reconocimiento que los ciudadanos le han hecho, al votarlo mayoritariamente, como la persona adecuada para ostentar aquella responsabilidad política.

Es por eso que, en democracia, los gobiernos funcionan mejor cuanto mayor es el equilibrio en que poseen ambas cualidades, poder y autoridad, ya que mientras el poder se mantiene inalterable a lo largo de a legislatura, la autoridad debe ganársela el gobierno cada día, en sintonía con el sentir mayoritario de sus conciudadanos y, cuando se pierde la autoridad, el frío ejercicio del poder se convierte en autoritarismo. Pues bien, en nuestro municipio, el Sr. Granados, como es sabido, es alcalde como consecuencia de una triquiñuela en forma de moción de censura que fue posible gracias a la complicidad traicionera del Sr. Montagut. El Sr. Granados, en la moción de censura del día 21 de abril, obtuvo el poder, pero no se ganó la autoridad. Él es consciente y intenta, sobre todo ante los medios de comunicación, aparecer como una persona dialogante y favorecedora de consensos.

Pero esa terrible y inevitable limitación de su investidura como alcalde, le acompaña desgraciadamente en su gestión, haciéndose cada día que pasa más grande la brecha existente entre autoridad y poder en su forma de dirigir el gobierno municipal porque, en el fondo, no cree en los valores esenciales de la democracia como son el pluralismo y el respeto a las diferencias. Y para muestra, su desgraciada actuación en el Pleno Municipal del día 16 de diciembre en el momento de procederse a la votación de una moción presentada por los grupos de la oposición en la que se instaba al gobierno municipal a proveer, por los mecanismos de oposición o concurso oposición como marca la ley, el puesto de trabajo que, provisionalmente y en comisión de servicios, ocupa la esposa del Sr. Marc Montagut. Al ir a iniciarse la votación, y habiendo, un servidor, pedido la palabra por una cuestión de procedimiento, el Sr. Granados se negó una y otra vez a concederme el uso de la misma en un duro enfrentamiento verbal. Solo mi insistente tozudería, sin duda proveniente de mis raíces aragonesas que con tanto orgullo llevo, consiguió finalmente permitir mi intervención. Y cuál era el contenido de la misma?. Sencillamente la exigencia del cumplimiento de la ley que impide que los concejales podamos intervenir en votaciones en que tengamos interés personal en el asunto, parentesco hasta el cuarto grado de consanguinidad o el segundo de afinidad con los interesados, o amistad o enemistad manifiesta, entre otras causas de abstención, y, por lo tanto, la petición de que el Sr. Montagut se abstuviera en la votación al tratarse de un asunto que afectaba directamente a su esposa. Pero si lamentable fue la intervención del Sr. Alcalde, no menos lo fue la del Secretario del pleno, Sr. Alijo, en esta cuestión, pues, quizás influenciado por la crispación del momento, quizás por miedo al Sr Granados, si bien reconoció la conveniencia de la abstención, vino a decir que otras veces se habían dado casos similares y, por lo tanto, que el Sr. Montagut hiciese lo que quisiera. Mayor falta de seriedad y rigor de un funcionario habilitado nacional, que tiene la responsabilidad del asesoramiento legal preceptivo a la corporación municipal y que ha jurado cumplir y hacer cumplir las leyes, es inconcebible. En un contexto político en el que se da una deriva creciente hacia el autoritarismo por parte del Sr. Granados, patente en sus intervenciones, en sus más mínimos gestos, en el tono de su voz, es imposible la normalización del clima político de Salou por necesaria que sea para nuestro desarrollo económico y social, porque, los y las socialistas, no permitiremos limitación alguna a aquello que es el oxígeno de una sociedad democrática: LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

1 comentario:

  1. QUITATE TU PARA PONERME YO, Y LUEGO DONDE
    DIGUE DIGO DIRE DIEGO Y LUEGO YA VEREMOS LO
    QUE HAREMOS.....
    PORQUE UNA COSA ES PREDICAR Y OTRA DAR TRIGO,
    Y TODOS SABEMOS QUE DEL DICHO AL HECHO HAY
    MUCHO, MUCHO TRECHO.
    FDO. SANCHO PANZA, HACE YA MUCHOS, MUCHOS AÑOS.

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